Resumen:
Toda actividad que realiza el ser humano, iniciando desde su rutina diaria, las proyecciones familiares, la edificación de una ciudad, la administración de una empresa, una región o de un país, hasta la preparación y ejecución de programas exploración aeroespacial, es susceptible de ser planificada.
Según sea el tipo de sociedad o de sistema político, según se refiera a una empresa o a una nación, la planificación puede tomar distintas formas y utilizar distintos instrumentos. Pero existen ciertos atributos comunes y constantes en toda planificación, como la proyección siempre hacia futuro, la toma de opciones y, cuando es posible, la posibilidad de lograr que las acciones futuras sigan ciertas tendencias propuestas, o si aquello no es posible, por lo menos el establecer límites a las consecuencias que pueden originar esas acciones.
Para la mayoría de esas situaciones, los medios y recursos son escasos y los objetivos a alcanzar son múltiples, por lo que es imprescindible racionalizar el proceso de toma de decisiones y uso de tales recursos. A este modo de introducir racionalidad en la acción se considera PLANIFICAR.
La planificación es el medio que permite darse la mano al pasado, al presente y al futuro. Es la relación existente entre el presente y el futuro, entre el conocimiento y la acción. En este sentido, la reflexión que es inmediatista, tecnocrática y parcial, no es planificación. Así como tampoco es planificación, una reflexión aislada de la acción, pues se constituye en una mera investigación, reducida y miope sobre el futuro.
En el Ecuador han existido, a partir de 1954, la Junta Nacional de Planificación y Coordinación Económica (JUNAPLA), desde 1979 el Consejo Nacional de Desarrollo (CONADE), y a partir de septiembre de 1998, la Oficina de Planificación de la Presidencia de la República (ODEPLAN), como entes de planificación social y económica del país.
Efectivamente, frente a la crisis económica heredada por la II Guerra Mundial, organismos internacionales, especialmente el Banco Mundial comenzaron a financiar y apoyar proyectos para la reactivación y recuperación de las devastadas economías en todo el mundo. En este escenario, y a fin de establecer el ordenamiento y sistematización de proyectos de desarrollo en el país, en el año 1954 se creó la Junta Nacional de Planificación y Coordinación Económica –JUNAPLA-, cuyo inmediato accionar, y más tarde, a partir del referéndum que aprobó la Constitución Política de 1978, como Consejo Nacional de Desarrollo, permitió consolidar a la planificación como el mecanismo más idóneo para el desarrollo.
Estos organismos en su calidad de rectores de la planificación, intervinieron entonces, en la formulación de políticas, estrategias y planes de desarrollo, en la priorización de programas y proyectos, en ámbitos como la cooperación externa, deuda externa, en aspectos relativos al presupuesto nacional, entre otros.
Sin embargo, la evolución que por el devenir histórico, social, económico y político ha experimentado el Ecuador, así como los crecientes intereses, totalmente admisibles, de instituciones provinciales y locales, exigieron la incorporación y aceptación de nuevos postulados para el cambio y reestructura del Estado y su modelo de desarrollo, plasmados en la Constitución Política de la República vigente desde agosto de 1998.