Resumen:
A lo largo de la historia, la Institución Policial ha ido variando su modelo organizativo, objetivos y actividades, para adaptarse a la realidad social de cada momento, su sistema organizacional se ha basado en el modelo tradicional, el burocrático o militarizado, el profesional, y últimamente en el comunitario. Sin embargo, ninguno de los modelos anteriores ha podido responder por sí mismos a las complejas demandas e intereses antagónicos que comportan las sociedades modernas, sociedades donde se producen infinidad de contradicciones y conflictos sociales que inevitablemente confluyen en la Policía, que por las propias peculiaridades de su función, está constantemente recibiendo las consecuencias de esas contradicciones y conflictos.
Una de las principales causas de esta falta de adaptación a las demandas sociales, es el hecho de que las autoridades policiales abordan la función policial como un servicio meramente tradicional, cultural y de experiencias de sus
funcionarios, mientras que en la realidad se trata de todo un proceso organizacional que condiciona sus objetivos estratégicos a su naturaleza represiva, como consecuencia de su constante utilización por parte de los gobiernos para resolver
violentamente los conflictos sociales. Por ello, el servicio policial se encuentra frecuentemente cuestionado y se le exige la elevación del nivel de calidad de su servicio, el perfecto conocimiento de las herramientas empleadas y una
participación cada vez más decidida en la selección, formación y promoción de sus nuevos integrantes.