Resumen:
El proceso de concentración de la población nacional en grandes centros urbanos ha continuado su curso inexorable determinado por los efectos del desarrollo capitalista sobre la distribución territorial de la población. La crisis económica establecida en México y también en muchos otros países desde hace algunos años ha impactado poderosamente a la población rural: las inversiones capitalistas en el campo y las áreas de cultivo se han reducido, los
precios de garantía de los productos agrícolas son insuficientes, contribuyendo al proceso progresivo de pauperización campesina y al desplazamiento masivo del campo a las ciudades, con la esperanza de un mejor nivel de vida para ellos
y su familia. El asentamiento de esta gente en las grandes ciudades no hace sino complejizar más los problemas en la prestación de los servicios públicos, observándose lenta e inadecuada recolección de desechos sólidos y líquidos, así como en su tratamiento y disposición final; deficiencia crónica del transporte público; aparato escolar insuficiente y a veces hasta elitista; inseguridad pública; infraestructura hidráulica y redes de fluido eléctrico inexistentes o exiguas; ineficiencia institucional en los servicios médicos, etc.