Resumen:
El fin del siglo y sus cambios nos han hecho testigos de la destrucción de un sistema y la sobrevivencia del otro, y espectadores de la competencia entre dos formas de capitalismo que en lo esencial difieren por la importancia que asignan a los valores comunitarios versus los individualistas, como caminos para llegar al éxito económico. Estados Unidos y Gran Bretaña exaltan los valores individuales, sus empresas son maximizadoras de las ganancias y creen en la economía de los consumidores, por otro lado Alemania y Japón exaltan los valores comunitarios, sus empresas buscan más que maximizar ganancias conquistar estratégicamente mercados y creen en la economía de los productores. Esta lucha en los próximos años tenderá a recrudecerse y tiene como rasgos distintos la velocidad del cambio y lo excluyente de sus actores. A la fecha los resultados son claros, Alemania y Japón han alcanzado y en algunos rubros superado a los Estados Unidos. La concepción de la calidad es ya una cultura universal ala que nadie escapa, el poder de la innovación y el cambio pasan a tomar un nuevo lugar junto a los antiguos poderes militares, políticos, religiosos y económicos tradicionales. Esta nueva realidad nos obliga, por una parte, a replantearnos el destino de México en el devenir del juego internacional y, por otra, redefinir la conformación que debe tener nuestro país en su interior, a la luz de una sociedad que también ha cambiado, que demanda una mayor democratización del poder político y una activa participación en todas aquellas decisiones que la afectan directamente.