Resumen:
México, sobre todo a partir de la década de los ochenta, vive múltiples, profundas, complejas e inciertas transformaciones, en prácticamente todos los órdenes de la vida social, producto de nuevas condiciones en el contexto nacional e internacional, derivadas de la actividad de la sociedad y del quehacer gubernamental, así como de los reacomodos de la división internacional del trabajo y nuevo patrón de acumulación, que impactan sustantivamente a las administraciones públicas (federal, estatales y municipales) en cuanto a sus estructuras, relaciones, niveles de eficiencia, profesionalización, planeación y evaluación de sus actividades, entre otros importantes aspectos. La sociedad civil mexicana ha entrado en un proceso de desarrollo político sin precedentes que la transforman en una sociedad más plural, abierta y participativa en los asuntos que le afectan, dando lugar a la aparición de nuevas organizaciones políticas y civiles, así como a una multiplicación de demandas, imprimiendo una nueva dimensión al espacio público, ocupado de manera esencial por las organizaciones gubernamentales y su actividad cotidiana, debido a la fuerte centralización aún prevaleciente a pesar de los procesos instrumentados para descentralizar la vida nacional y del "nuevo federalismo" propuesto por el actual régimen presidencial.