Resumen:
El contexto actual de las instituciones públicas se caracteriza por combinar tiempos de crisis, incertidumbre, cambio y turbulencias que generan en las relaciones entre la sociedad y el Estado, un panorama complejo que exige que los sistemas administrativos se encuentran en alerta para tener mayor capacidad de respuesta. Los retos presentes y por venir, obligan a que los cuadros profesionales de la Administración pública tengan la capacidad de atender con mayor eficacia los asuntos y problemas que se originan con la vida asociada.
Como nunca, el mundo contemporáneo es un cúmulo de acontecimientos que se suceden con rapidez y se interrelacionan unos con otros hasta configurar un ámbito de restricciones y oportunidades que deben valorarse para adoptar decisiones políticas y llevar a cabo la implementación de las políticas públicas.
Una característica de los problemas públicos es que no tienen existencia singular, esto es, no tienen identidad única, sino que se nutren de la concurrencia de factores que tienen distintos puntos de gestación, hasta articularse en variables que necesitan tratarse con óptica multidimensional, capacidad institucional y respuestas oportunas.
Los problemas públicos no existen por sí mismos, sino que son definidos por las autoridades para atender situaciones irregulares o indeseables que se manifiestan en la vida en común y que exigen tratamiento de carácter institucional. Ante éste hecho, la lectura de la realidad objetiva tiene que efectuarse con sapiencia y responsabilidad
para valorar desde el ángulo de gobierno, lo que debe ser objeto de análisis institucional para dar paso a la estructuración de decisiones y acciones públicas. En está tarea, influyen numerosos elementos que deben situarse debidamente para
recomendar formas de atención y desde luego, los tipos de respuestas que es importante definir a manera de soluciones públicas.