Resumen:
Los problemas de la sociedad contemporánea se caracterizan por su complejidad, interrelación e interdependencia que da vida a una complejidad creciente que las Administraciones públicas deben encarar con eficacia institucional y operativa. La
visión restringida que a los problemas públicos como alteraciones, desajustes o sacudidas, no es funcional para un mundo que cambia y se transforma con velocidad. Se modifican en consecuencia, los instrumentos que se utilizan para abordarlos y
solucionarlos desde el ámbito de las instituciones. Una característica de los problemas públicos es que no admiten lecturas únicas ni irrevocables sobre su origen, consecuencias y desarrollo. Su trayectoria e impacto obedece a diversos factores de carácter objetivo que las Administraciones públicas no pueden soslayar cuando son focalizados de manera específica en la estructura básica de la sociedad. Otra es que
se originan a partir de factores concurrentes, no de situaciones aisladas; ello implica que la lectura de los mismos tiene que ser cuidadosa para comprender su naturaleza e impacto, sobre todo en los espacios de una vida pública más intensa y plural.
Los problemas públicos se han convertido en el hilo conductor que puntualiza cómo la Administración pública asume decisiones y acciones continuas que se orientan a formalizar su existencia en la agenda de los gobiernos. La valoración de los hechos por
parte de la autoridad, es el primer paso para ubicar cómo determinadas situaciones son motivo de abordaje para organizar los esfuerzos y recursos que se han de canalizar para su solución eficaz.
Para la Administración pública, los problemas de la sociedad tienen que valorarse en su justa dimensión para definir cómo la capacidad instalada que tiene, debe utilizarse para amortiguar los efectos negativos que generan sobre los diversos capítulos de la vida
asociada. La alerta de la Administración pública en razón de la importancia de los problemas colectivos, es una de las vetas a considerar en las tareas de gobierno, porque exigen la concurrencia de políticos y administradores para definir las estrategias que se han adoptar en la vida pública. Para su atención y solución, el compromiso de gobernar implica no sólo responsabilidad para cumplir con los asuntos
de interés general, sino que el logro de la eficacia sea la constante que acredite el sentido y utilidad de las instituciones y de los sistemas de gestión organizacional.