Resumen:
La crisis económica desencadenada a nivel mundial, ha dejado sentir con mayor fuerza sus efectos en los países en vías de desarrollo y en particular en el Ecuador, debido al deterioro sustantivo de los precios de los productos de exportación, constituidos por materias primas y productos de consumo complementarios o no indispensables; esta situación ha originado la reducción de las divisas requerida por el país, pese al esfuerzo productivo realizado. A la vez, obligada por el alto grado de dependencia externa, la economía ecuatoriana precisa de múltiples bienes de consumo, servicios, bienes intermedios y bienes de capital de origen externo, para abastecer sus sectores consumidores y productores, bienes provistos a precios crecientes, debido al proceso inflacionario mundial. Estos dos fenómenos debilitan la economía nacional y provocan presiones internas y externas de carácter socioeconómico. Por otra parte, el aparato productivo del país se encuentra en una situación de estancamiento o recesión. En particular, el sector agropecuario ha sufrido sucesivos deterioros, por causas entre las que se pueden citar: reducción paulatina de áreas de cultivo tradicionales y sustitución de las mismas por pastizales; creciente migración de la mano de obra del campo a la ciudad; carencia de servicios de carácter social y económico en las áreas rurales; sistemático deterioro del sistema de vida de la población campesina; incompleta aplicación de los programas y proyectos de reforma agraria y colonización; carencia de obras de infraestructura como: vialidad, riego y electrificación, entre otros, constituyen factores negativos que determinan el referido estancamiento y que imponen a la vez, la inminente necesidad de diseñar un conjunto de políticas y acciones coherentes, que permitan reactivar al sector agropecuario y hacer que éste, constituya el pilar fundamental del crecimiento y desarrollo económico del país.