Resumen:
Hasta el fin de la Guerra Fría, la política de Japón en temas de seguridad, bajo el Tratado de Seguridad EEUU-Japón era pasiva, enfocándose básicamente en cooperar a los Estados Unidos a través de la contribución financiera. Así, la agenda de seguridad de Japón se enfocaba más en no salir del marco de la constitución japonesa en relativo al artículo 9, el cual estipula la renuncia a la Guerra y la prohibición del uso de la Fuerza. Debido a que la intención de Japón no era maximizar el poder, sino de mantener una buena relación con los Estados Unidos, la característica de la agenda de seguridad de Japón en este período se basaba en el realismo defensivo.
Sin embargo, desde el suceso del 9/11, bajo el cambiante entorno de seguridad internacional, Japón comienza a direccionar su agenda de seguridad de una pasiva a una más activa para cooperar más integradamente con los Estados Unidos, así como con la comunidad internacional. Así la identidad nacional japonesa representada por el “pacifismo” comienza a tener un cambio, dando lugar al fortalecimiento cada vez más amplio de la capacidad militar japonesa. De esta manera, la agenda de seguridad de Japón en el siglo XXI demuestra un alejamiento de la “renuncia a la Guerra” y una agenda direccionada más al realismo ofensivo.