Resumen:
La Iglesia en América Latina está lejos de ser algo homogéneo en esta parte del mundo. La gran crisis mundial de 1929 genero la caída de los gobiernos liberales; y Pio XI en 1930, llama al laicado para que se organice junto a la jerarquía y participe como auxiliar en su misión apostólica: nace la Acción Católica. Se crean instituciones para llevar el mensaje evangélico a: cooperativas, centros de capacitación, sindicalismo cristiano, entre otras. La Iglesia hace suya la distinción de los planos: Iglesia y mundo como entidades autónomas y con fines propios; acción evangelizadora y acción sobre el mundo; la primera privativa de la Iglesia, la segunda como servicio de orientación al mundo. La humanidad se enfrenta al problema del subdesarrollo y comienzan a sucederse las teorías sobre desarrollo. Juan XXII convoca al Concilio Vaticano II; el cual constituye un vuelco en la actitud de la Iglesia frente al mundo. EL mundo, que fue servidor e instrumento de la Iglesia en la cristiandad medieval y siguió siéndolo, en la cristiandad medieval y siguió siéndolo, en la cristiandad colonial, paso a ser objeto de una acción servidora de la Iglesia en una perspectiva escatológica. Esta doble relación enfrentara a la Iglesia con el problema mundial del subdesarrollo; abordándose el tema de la “Populorum Progressio” de Pablo VI 1966.