Resumen:
El incremento demográfico existente en el país y la necesidad de producir bienes agrícolas tanto para el consumo interno como para la exportación dan lugar a los asentamientos humanos en las regiones costera y oriental. En el periodo de la conquista y de dominación española, por la benignidad del clima, la toma de tierras se produce a lo largo del callejón interandino con el desplazamiento de las comunidades indígenas originarias hacia sectores más inhóspitos, tanto forzados por los conquistadores como también por iniciativa propia, con el fin de huir de su contacto. Los asentamientos en la época colonial, estaban orientados a la explotación agrícola y ganadera exclusivamente, por cuanto eran limitadas las posibilidades de la explotación minera. El impulso a la producción pecuaria de la materia prima para el establecimiento del obraje, cuyos productos (telas) alimentaban principalmente los mercados de Perú y Bolivia, política económica que termina cuando Inglaterra ingresa en el mercado de las colonias. Posteriormente se producen ocupaciones de las tierras localizadas en las áreas ribereñas del Golfo de Guayaquil y del Rio Babahoyo, pues constituye el paso obligado para unir las regiones de la costa y de la sierra, al mismo tiempo se forman pequeños asentamientos en las áreas costaneras de lo que en la actualidad constituyen las provincias de Manabí y Esmeraldas. La exploración minera y la búsqueda de la ciudad del Dorado, trae como consecuencia que pequeños grupos de españoles se radiquen en los valles del Upano y del Quijos, luego, se produce el ingreso de comunidades religiosas con el propósito de catequizar a los grupos indígenas.