Resumen:
Históricamente, la visión del desarrollo ecuatoriano ha privilegiado el escenario geográfico de la Costa y de la Sierra en perjuicio de la Región Amazónica. Esta errada concepción, ha consolidado un desequilibrio interregional desestimulando el influjo dinámico e integrador, de recíproca complementariedad, y permitió la mutilación territorial. Ni siquiera el excepcional aporte que brinda la Amazonía a la economía del país, con su riqueza hidrocarburífera, ha sido retribuido por el Estado mediante la inversión pública para dar acuciante soluci6n a algunas de sus necesidades. Incomunicada, con asentamientos poblacionales emergentes e insalubres, testimonia una ancestral postergación. A su vez, al interior de la sociedad ecuatoriana se advierten acelerados cambios que pugnan por expresarse. El fenómeno de la urbanización que sacude a las masas rurales migrantes ha propiciado una degradante "cultura de la pobreza", que se expresa en los suburbios de nuestras grandes ciudades. Se ensancha la brecha entre determinados sectores económicos y sociales de la población y, crece desmesuradamente el sector informal urbano que ensaya estrategias de sobrevivencia, algunas fronterizas con la extra-legalidad. Cada día que transcurra sin ofrecer soluciones apropiadas, a esta fuerza social llena de carencias, significa acelerar tensiones explosivas y demostrar a la justicia social. Estas postergaciones convergen hacia la búsqueda de soluciones integrales que posibiliten articular al hombre con la tierra en el patrimonio amazónico, como una urgente e inaplazable necesidad nacional. La ocupación de extensas tierras baldías que amplíen la frontera agrícola y redistribuyan la poblaci6n suburbana excedentaria, zonas cuidadosamente dotadas de los servicios necesarios para mejorar las condiciones y calidad de vida y, ecuatorianos anhelantes de construir un futuro con dignidad mediante el trabajo creador, constituye una adecuada solucion para la actual problemática.