Resumen:
El fin propio del hombre y de los pueblos, es alcanzar el bien común, que se traduce en el desarrollo económico, la justicia social y la elevación integral del hombre. Para alcanzar estos objetivos, el ser humano se ha debatido en una lucha permanente por vencer el hambre, las enfermedades endémicas, la miseria y la ignorancia, durante toda su existencia y desde los orígenes de la humanidad, constituyendo la agricultura, la forma más antigua de vida de los pueblos, el pilar fundamental del desarrollo, y el medio más idóneo para la satisfacción de las necesidades primarias del hombre. La humanidad ha crecido en forma vertiginosa y la demanda de alimentos es cada vez mayor, el mundo se vuelve cada vez mayor, el mundo se vuelve cada vez más interdependiente y se enfrenta a problemas comunes. La producción por su parte, no presenta signos de crecimiento significativo, y miles de niños mueren diariamente por falta de alimentación. La desnutrición, el hambre, la miseria, las enfermedades y la ignorancia son los signos característicos de los países en desarrollo. El mundo se ve amenazado por la escasez, la contaminación, la inflación, la sobrepoblación, el subempleo, el desempleo, el analfabetismo, la ambición de dominación de las grandes potencias mundiales, las clásicas pugnas de poder, la insurrección, el terrorismo y la guerra, sin que se vislumbre alguna solución efectiva a corto plazo.