Resumen:
Las largas y sangrientas guerras de la independencia contra España, en el periodo 1810 y 1825 hicieron grandes ejércitos independientes de los cuales tanto los oficiales como la tropa eran en gran parte civiles “enganchados” más que soldados de carrera en cada una de las diversas regiones en donde tuvo lugar la lucha. Las Fuerzas Armadas eran improvisadas en su organización, sin ninguna tradición institucional y ningún verdadero espíritu de cuerpo profesional. Es necesario destacar que los “enganchados” de tropa pertenecían normalmente a las clases dominadas. Una vez lograda la independencia, los jefes de los ejércitos independentistas, llenaron el vacío político dejado por la desaparición de la autoridad, de esta manera desde el inicio de la vida republicana de los nuevos estados, las fuerzas armadas asumieron funciones extra militares (es decir políticas) y a medida que su misión militar de defender las repúblicas independizadas contra la reconquista de las potencias colonialistas europeas, se volvió cada vez menos significativa, los gobernantes militares empeñados en conservar los intereses institucionales de que estaban investidos pusieron cada vez más énfasis en la política.