Representaciones sociales de psicólogos sobre la prevención del consumo de drogas

Abstract

El consumo de drogas se percibe como uno de los principales problemas a resolver por los Estados, no solo por las consecuencias económicas y sociales que se le asocia, sino por la preocupación que el tema provoca en el ciudadano promedio. Dentro de los principales problemas a los que se le vincula se encuentran: adicción y otros trastornos psicosomáticos, violencia intrafamiliar y social, accidentabilidad y el aumento de la criminalidad e inseguridad. Este problema mundial, presente desde inicios del siglo XX, suele recurrir para su justificación, más que a datos objetivos de la realidad del fenómeno, a una determinada representación subjetiva basada en estereotipos. Tradicionalmente se identifican dos líneas de intervención: una dirigida a la oferta y otra a la demanda de drogas. Ambas persiguen el mismo fin –la reducción del consumo–asentado en la concepción del consumo de drogas como inherentemente nocivo. Durante aproximadamente un siglo la Guerra contra las Drogasy el Solo Di No se confundieron, aunque en la práctica hayan sido presentadas como estrategias dirigidas a diferentes actores. El desarrollo científico de la prevención del consumo de drogas ha sido fuertemente condicionado por este escenario social. La prohibición del consumo de drogas fundamenta saberes y justifica prácticas que refuerzan la intención de control disciplinario y normativo, apelando a la salud desde un enfoque biomédico. Debido al fracaso de las acciones orientadas a la disminución del consumo desde finales de los años ochenta la Reducción de Riesgos y Daños (RRD) asociados al consumo de drogas ha venido ganando terreno como enfoque alternativo. Así, en la actualidad se identifican dos paradigmas dentro del campo de la prevención: uno que concibe al consumo como inherentemente nocivo y por ende exige la abstinencia y otro que considera al consumo como un comportamiento humano legítimo y cuyo objetivo es reducir los riesgos y daños derivados de este comportamiento. Cada uno se concreta en modelos de trabajo que implican determinados estereotipos y construyen ciertas representaciones sociales de las drogas y su consumo. Ante los diferentes modos subjetivos de entender la prevención –que abarcan desde lo abiertamente punitivo hasta la gestión de los placeres asociados al consumo de drogas–se formula la hipótesis: las representaciones sociales de los psicólogos que laboran en Atención Primaria de la Salud se enmarcan en el paradigma de Prevención del Consumo, es decir, conciben al consumo como un riesgo a evitar per se, lo que limita el acceso y permanencia en los servicios de salud de las personas que consumen drogas, al ofrecer como única opción la abstinencia. La Teoría de las Representaciones Sociales permite enlazar al sentido común empleado para los intercambios cotidianos con el conocimiento científico diseminado en un contexto sociocultural dado, en una relación causal circular y recursiva. Bajo este marco teórico el objetivo de la presente investigación es identificar las representaciones sociales de los psicólogos sobre la prevención del consumo de drogas, a fin de clasificarlas según el paradigma preventivo en el que se ubican. La metodología seleccionada se sustenta en el concepto de análisis que elabora las ciencias sociales, e incorpora el análisis documental, el análisis de contenido y el análisis de información de los discursos de los participantes –psicólogos que laboran en los centros de salud del Distrito 6 del Ministerio de Salud Pública–obtenidos mediante entrevistas semiestructuradas. Se concluye que el paradigma imperante es el de Prevención del Consumo, pues las representaciones sociales de los psicólogos se estructuran principalmente desde los modelos Médico-sanitario, Psicosocial, Ético-jurídico y Sociocultural. Es decir destacan las explicaciones biologicistas, la patologización del consumo de drogas –o el consumo como síntoma de malestar psíquico–la hipótesis de las fallas en el funcionamiento de la red sociofamiliary la victimización del usuario. Los resultados también sugieren la posibilidad de integrar la Reducción de Riesgos y Daños dentro de los servicios de Atención Primaria de Salud, con base en una representación de la prevención como una estrategia multinivel, que dotade continuidad e integralidad a los abordajes salubristas –prevención, tratamiento y rehabilitación. Incorporar a la RRD dentro de la prevención primaria desde un modelo de Derechos Humanos permitiría ampliar la oferta en los servicios de saludal ofrecer objetivos alternativos a la abstinencia, facilitando el acceso de personas históricamente estigmatizadas, al superar la falsa dicotomía entre «consumidores» y «no consumidores».